Las primeras cámaras para filmar y proyectar cine

Como suele ocurrir con los inventos, el cinematógrafo no fue el resultado de un milagro científico, sino la evolución de un proceso, iniciado muchos siglos atrás, y que en torno a finales del siglo XIX estaba suficientemente maduro para que apareciera un gran número de “inventores del cine”. Sin necesidad de hacer referencia a los múltiples antecesores del cine, cabe mencionar a algunos de los primeros hombres que fabricaron aparatos cinematográficos

Los antecedentes debemos situarlos en 1873, cuando el astrónomo francés Jules Janssen construyó el «revólver fotográfico», al que podríamos considerar como el antecesor directo de la cámara cinematográfica, un aparato que realizaba fotografías a intervalos regulares y que utilizó para estudiar el paso de Venus por delante del Sol.

Posteriormente, en 1882, Etienne Jules Marey fabricó el fusil fotográfico, en el que ya encontramos las bases sobre las que reposan todas las cámaras, antiguas y modernas. Al principio utilizaba doce vistas por placa; en 1888 creó una nueva cámara “cronofotográfica” en la que utilizaba cinta de papel en vez de placas de vidrio.

Hay que hacer mención de Louis Aimé le Prince, que fue el primero en describir, en 1888, un juego de dos aparatos, uno para fotografiar y otro para proyectar imágenes animadas.  Entre 1885 y 1889, William Friese-Greene construyó una cámara que impresionaba una película de papel, pero ya en 1888 construyó y patentó otra que utilizaba celuloide.

Otros nombres que caben destacar son los de Jean Aimé Le Roy, los hermanos Latham,  Georges Demeny, Birt Acres, Max y Emil Skaladanowsy, Thomas Alva Edison (que para los estadounidenses es el padre del cine) y un sin número de inventores que aportaron sus ideas al desarrollo de la cinematografía.

Pero es en febrero de 1895 cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière patentan un aparato al que pronto denominan CINÉMATOGRAPHE, que proporciona una calidad suficiente, tanto en la toma de vistas como en la proyección de éstas, y que, unido a una sesión pública que tuvo lugar en París el 28 de diciembre de ese mismo año, nos hace hablar del nacimiento del cine. La primera versión la fabricó artesanalmente Charles Moisson. A partir de ahí comenzó la producción en serie, aunque reducida, por parte del ingeniero Jules Carpentier.



Esta primera cámara servía también como proyector y como tiradora de copias. Impresionaba pequeñas películas de 17 metros que contenían alrededor de novecientas imágenes, y permitía una proyección de cerca de tres minutos. Los hermanos Lumière comenzaron a comercializar este primer aparato en el año 1897, al precio de 1.650 francos.

El gran avance mecánico consistía en el sistema de arrastre de la película, unido al de obturación. El obturador impedía el paso de la luz mientras la película avanzaba, y la dejaba pasar cuando la cinta de celuloide se detenía, con lo que se lograba que la luz impresionase la película de manera estable y con suficiente nitidez.

Este invento consistía en un mecanismo de leva triangular que accionaba los dientes que se introducían en las perforaciones, de forma que arrastraban la película y la detenían delante del objetivo durante dos terceras partes del tiempo total; los dientes volvían a subir en vacío para arrastrar nuevamente la película hacia abajo con el obturador cerrado.

Esta primera máquina utilizaba película de celuloide de 35 mm. con una sola perforación entre fotogramas. Pero pronto vieron que esta perforación única era muy endeble y soportaba demasiada tensión, por lo que se rompía con frecuencia, de modo que se empezó a usar la película Edison, también de 35 mm. pero con cuatro perforaciones por fotograma; similar a la que se sigue utilizando en la actualidad.

A partir de ese momento se abrió un periodo en el que aparecieron infinidad de aparatos. Algunos de ellos eran simples copias que ofrecían muy mala calidad de imagen, mientras que otros iban aportando innovaciones y mejoras.

Común a todos estos principios es la utilización casi general de un mismo aparato, tanto para la toma de vistas como para la proyección; si se quería utilizarlo como proyector, bastaba con sustituir el objetivo de distinta distancia focal, así como cambiar los chasis de alimentación y recogida por un puente para la alimentación, de forma que la película ya proyectada caía a un cesto.

Las cámaras carecían de visor, y el operador tenía que rodar la imagen mientras observaba la escena por encima de la cámara.

Las cámaras carecían de visor, y el operador tenía que rodar la imagen mientras observaba la escena por encima de la cámara. El movimiento se conseguía haciendo girar una manivela dos veces por segundo, lo que proporcionaba una frecuencia de dieciséis imágenes por segundo. Para mantener la cadencia uniforme, era habitual tararear marchas militares, que ayudaban a mantener el ritmo. En estos orígenes la película se compraba sin perforar, y era el propio cineasta quien lo hacía, por medio de unas perforadoras.

Las primeras películas no nacieron como arte sino como curiosidad técnica. La cámara permitía fotografiar imágenes animadas que luego podían ser estudiadas, lo que suponía una gran ayuda en las investigaciones científicas, pero no se esperaba que aquel nuevo invento pudiera tener éxito comercial. No obstante, muy pronto, se vio que tenía unas posibilidades mucho más amplias de lo imaginado en un principio, y que la demanda del público era abrumadora.

Estas primeras cámaras tenían grandes limitaciones: apenas podían albergar 120 metros de película y los objetivos no eran muy luminosos, con distancias focales entre 3 y 5  cm. y un rango de apertura entre f 4,5 y f 5,5, lo que sólo permitía rodar en días claros. Esto, unido a que las películas se rodaban en exteriores o en estudios construidos con paredes y techo de cristal para permitir la entrada de la luz —ya que la iluminación artificial no se comenzó a utilizar hasta algunos años después—, limitaba en gran manera las posibilidades técnicas.

Por otra parte, inmediatamente se comenzaron a utilizar pequeños trucos, como podía ser el “paso de manivela”, que jugaba con la velocidad de rodaje e incluso con la detención de la película, lo que permitía sustituir en el rodaje unas imágenes por otras, de modo que al proyectarlas, no se notaba el engaño.

Poco a poco, estas máquinas elementales se fueron haciendo más complejas y, además de lograr unos mecanismos de arrastre y detención de la película más precisos, incluyeron chasis de mayor capacidad, visores exteriores e interiores, contadores de metraje, contador de imágenes, niveles de burbuja, marcha atrás, motores de resorte, etc., Y lo que es muy importante: incorporaban objetivos mucho mejores, con menos distorsiones y mayor luminosidad, lo que permitió rodar en condiciones menos restrictivas.

Una gran parte de estas primeras máquinas eran de construcción artesanal, y las utilizaban sus propios autores o se vendían escasos ejemplares, tema que no se trata en este trabajo, ya que conllevaría a una exhaustiva relación de nombres y fechas que no se puede reducir a unas pocas líneas. Por otra parte, dado que no tuvieron difusión comercial, su importancia en el desarrollo tecnológico ha sido escasa.

Además de estas máquinas minoritarias, y como la demanda era creciente, surgió a principios del siglo XX toda una industria de maquinaria cinematográfica, tanto de cámaras como de proyectores o equipo de laboratorio. En un principio, los fabricantes construían sus cámaras, realizaban las películas y se encargaban de la distribución, aunque, en general, también vendían los equipos a quien los quisiera comprar.

La relación de todas las cámaras que se fabricaron en estos primeros años sería excesivamente larga, pero sí merece la pena destacar las más conocidas. Hagamos un análisis por países:

Estados Unidos: Aquí la industria cinematográfica surgió en torno a Edison y su kinetoscopio. Tras varios años de ensayos con diversos tipos de soportes cinematográficos, al fin comenzó a utilizar en la cámara a la que denominó “kinetograph”, la película de Eastman que, como ya se ha dicho anteriormente, fue adoptada en todo el mundo.

Estas películas se rodaban a 46 imágenes por segundo para luego pasarlas, no en un proyector sino en el kinetoscopio de visión individual. Estas cámaras conseguían la intermitencia en la toma de imágenes gracias a un mecanismo de cruz de malta. Posteriormente, Edison creo la empresa Vitascope, dedicada ya a lo que entendemos como cine de forma integral: toma de vistas, proyección y realización de películas.

Mientras, Dickson, antiguo empleado suyo y autentico inventor del kinetoscopio, creó su propia empresa, la American Mutoscope Biograph Company, que construyo cámaras utilizando la denominación “Mutoghaph  Biograph M.B.”

Entre otras marcas de los primeros años del siglo XX  dedicadas a la fabricación de cámaras, destacan las siguientes: Bell & Howell, cuyos primeros modelos, que se comercializaron a partir de 1912, tenían un ingenioso mecanismo en que, además de los garfios de arrastre, disponía de dos contra-garfios fijos que formaban parte de la ventanilla de impresión. Al detenerse, este mecanismo retenía la película, y la liberaba una vez impreso el fotograma, logrando con ello ser la primera cámara que conseguía un reposo completo de la película en el momento de la impresión fotográfica. Se montaban varios objetivos en una torreta, lo que permitía un rápido cambio. Esta cámara, pese a ser mejor que sus coetáneas, no se vendió bien al principio, probablemente por su elevado precio, en torno a los 2.000 dólares, aunque posteriormente tuvo un gran éxito.

La cámara Akeley, creada en 1917 por el operador del mismo nombre, se diseñó pensando en los problemas del rodaje de la vida salvaje. Era curiosa por su diseño: el cuerpo tenía forma cilíndrica, con dos objetivos paralelos para el visionado y la toma de imágenes. Otra cámara muy utilizada en esos años fue la Mitchell, fabricada a partir de 1921, que tuvo el de uso más extendido en la década de 1930 en Estados Unidos.

En Inglaterra el cine comenzó de la mano de  Birt Acres y R. W. Paul, quienes crearon la cámara Paul-Acres, similar a las de Edison. Posteriormente se separaron. Birt Acres construyó la”Kinetic Camera” y otras sucesivas, mientras que Paul fabricó una cámara, así como un proyector, el Theatograph, que utilizaban un sistema de intermitencia con una variedad de cruz de malta de siete brazos. En cuanto a la producción industrial, las más conocidas y empleadas con mayor profusión fueron la Preswitc, la Moy y la Williamson.

En Alemania podemos destacar la Bauer, la Askania y, especialmente, la Ernemann, la más difundida en España, que funcionaba con una leva excéntrica triangular y tenía los chasis, para película de 60 m, situados en el interior del cuerpo de madera que mantuvieron durante años.

Pero sin duda es en Francia, donde tiene mayor desarrollo la técnica cinematográfica. Y de este país proceden los aparatos que alcanzaron la máxima difusión en España. Como ya se ha dicho anteriormente, fue en Francia donde se construyó el primer aparato cinematográfico, el de los hermanos Lumière, pero en esta cámara-proyector no hubo evolución apreciable y su fabricación tardó poco en abandonarse. Así mismo, los hermanos Lumière, construyeron posteriormente una cámara para película de 75 mm para la exposición de París de 1900.

Además del Cinematógrafo Lumière, y con poca diferencia cronológica, aparecieron otras cámaras que alcanzaron un gran éxito. En agosto de 1895 se creó la empresa L. Gaumont et Cie, dirigida por Léon Gaumont, que se dedicaba a la venta y fabricación de material fotográfico. A partir del año 1894 se hizo cargo de las investigaciones de Georges Demeny, que ya había realizado diversos inventos percusores tales como el “Fonoscopio”.

En poco tiempo, pasó de un pequeño taller de doscientos metros cuadrados a la inmensa ciudad industrial de Elge, que debe su nombre a las iniciales de Léon Gaumont, donde se llevaba a cabo todo el proceso, desde la construcción de maquinaria (cámaras, proyectores, etc.) hasta la realización de películas en los estudios propios.

Ya en 1895 se comercializó, bajo el nombre de “Biographe”, un aparato en el que el avance intermitente –poco ruidoso– se lograba por medio de una robusta leva batiente, pero con precisión insuficiente, ya que empleaba película sin perforar. Después de conocer la película perforada la utilizó en el “Chronophotographe Demeny-Gaumont” de 1896, logrando obtener buena luminosidad y definición, lo que permitía una gran ampliación. En esta época utilizaba película de 60 mm, formato que fue abandonado en 1897 debido al elevado precio y a la gran difusión entre los fabricantes de la banda Edison de 35 mm.

Otra importante empresa es Pathé, que también se ocupó del cine de forma integral. Charles Pathé, que se dedicaba a la venta de fonógrafos, descubre el kinetoscopio de Edison, que le hace pensar en las posibilidades de la imagen animada, y en 1895 aporta los fondos necesarios a H. Joly para la fabricación de un aparato de su invención.

A finales de este año se asocia con sus hermanos para fundar la sociedad Pathé Frères y transforma el cinematógrafo Lumière en dos aparatos separados: la cámara y el proyector. Con la colaboración de los establecimientos Continsuoza, logran un gran éxito comercial.

A partir de 1903 comercializó la cámara de estudio, con chasis interiores para 60 metros de película; si bien este aparato desapareció de los catálogos en 1909, la cámara dio paso al modelo de 1908, en cuyo interior se podían alojar cuatro cargadores de 120 metros cada uno. Se vendía a 800 francos en 1908, pero pronto se depreció hasta los 475 francos de 1911, ya que el modelo profesional de 1908 la convirtió en obsoleta.

Este modelo “Pathé Profesional” o “Tapon” estuvo amplia difusión hasta 1920, tanto en Europa como en Estados Unidos, y fue empleado por directores tan conocidos como Cecil B. DeMille y D.W. Griffith, entre otros. Basada en la Lumière original y construida por Pierre Victor Continsouza, podía albergar 120 metros de película en sus chasis superiores.

Al igual que en la Lumière, la manivela estaba situada en la parte trasera de la cámara y no en el lateral, como era habitual, y el mecanismo de arrastre de la película era el mismo. Por otro lado, los garfios de arrastre se accionaban por medio de una leva doble montada en un eje común. El precio en 1908 era de 1.300 francos.

La Societé Française des Films et Cinemétographes Éclair, fundada en 1907, se hizo cargo de la pequeña producción de Parmaland et Ventujol, que fabricaba cámaras desde 1896, siendo un rival modesto de las casas Pathé y Gaumont. En 1912 fabricó una cámara diseñada por A. L. Gillon, equipada con chasis interiores para 120 metros de película y varios complementos tales como portaobjetivo regulable, contador de película, etc.

Existía un modelo reducido que se vendía por 1.900 francos en 1914, mientras que ese otro “gran modelo” más antiguo costaba 1.500 francos en la misma época. Pero es a partir de 1924, con la Caméréclair y modelos sucesivos, cuando alcanza la máxima difusión.

El nombre de Debrie fue uno de los más conocidos en Europa durante la década de 1920, fama que también se extendió a los Estados Unidos. En 1900, Joseph Debrie fundó una fábrica especializada en material cinematográfico, ofreciendo una de las primeras máquinas para perforar película. Posteriormente, en colaboración con su hijo André, comenzó a construir la Parvo. Desde 1918 tomó el nombre de Establissements André Debrie.

En 1908, André construyó la Debrie Parvo, que llegó a ser la cámara más vendida en el mundo, y que por medio de diferentes mejoras en modelos sucesivos, se mantuvo en el mercado hasta la llegada del cine sonoro, época en la que fue sustituida por la Súper Parvo.

Su originalidad consistía en dos chasis interiores situados cada uno a un lado del mecanismo, para 120 m de celuloide cada uno, que permitían la visión directa sobre la película. Para pasarla por delante del objetivo era necesario retorcerla. El mecanismo consistía en dos garras accionadas por una excéntrica.

A partir de la llegada del cine sonoro, en 1926, las cámaras cinematográficas cambian totalmente para adaptarse a las nuevas necesidades de silencio durante el rodaje.  Aunque la película de 35 mm fue la más extendida, se propusieron algunas otras dimensiones. Como ya se ha dicho anteriormente, Gaumont utilizaba en 1896 película de 60 mm. y en 1900, Louis Lumière construyó en los talleres de Carpentier una cámara de 75 mm. En 1897, Grimoin-Samson patentó el Cinéorama  para película de 70 mm., que después se utilizó en la exposición de París de 1900 con diez proyectores en una gran pantalla circular.

La película de 35 mm se convierte prácticamente en universal a partir del Congreso Internacional de Editores de Filmes, celebrado en París en febrero de 1909 bajo la presidencia de Méliès.  No obstante, sí que se siguieron fabricando cámaras para formatos reducidos destinadas al mercado amateur: en 1900 apareció el “Crono de Poche” de Gaumont, que utilizaba película de 15 mm. con perforación central en bobinas de 5 metros de longitud.

También en 1900, Reulos y Godeau lanzaron el Mirographe para película de 20 mm. sin perforación, con muescas laterales entre las imágenes. En 1903, Ernemamm comercializó el Kino para 17,5 mm., también de perforación central. El Pathé Kok para 28 mm. de 1912, fue muy popular. Ya en 1923 aparecieron el Pathé Baby de 9,5 mm. con perforación central, el gran difusor del cine en casa, y en Estados Unidos, Victor y Kodak fabricaron cámaras para 16 mm…

 

 

Elena Cervera escribió este trabajo para AGR número 15 de octubre de 2002. Es Ingeniero Industrial y Responsable de la Colección Museo del Cine de la Filmoteca Española

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el cantor de jazz 1927Piezas de colección notables (todas originales), además de documentos históricos de primer orden. De momento, programas de mano, carteles (póster o afiches) y fotografías. Los primeros representan al coleccionismo más extendido debido a su pequeño tamaño y al número de coleccionistas que hay. El póster personifica un cuadro que puede colgarse y de hecho se cuelga en muchos hogares e instituciones públicas y privadas.

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