Viernes, 10 Julio 2015 08:37

Paramount Pictures realiza un experimento en Estados Unidos con dos de sus películas, para verificar si reduce a dos semanas la ventana entre el estreno en salas y VOD

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Salvo los exhibidores (y con ellos algunos distribuidores), el resto de la industria cinematográfica (vídeo físico, VOD,  tiendas de venta de películas, distribuidores de salas y “home video”, productores, consumidores de DVD, BD y de descargas lícitas por internet o público que va a las salas, por señalar algunos de los colectivos que están en el negocio o lo perpetúan con sus compras de entradas o descargas y alquileres) se preguntan por qué una película que se estrena hoy en los cines, debe aguardar entre tres y seis meses a que se vea en casa.

Y la pregunta tiene miga, porque en los tiempos de internet que corren –a más de 300  y muchos más megas de velocidad que ya ofrecen las operadoras a los consumidores para viajar en sus hogares por la red–, esas películas de estreno, en el momento en que escribimos esta crónica, ya se pueden encontrar, pirateadas, en ese mismo internet para que los internautas de todo el mundo (con los españoles a la cabeza) puedan descargárselas en sus discos duros, gratuitas, y en condiciones de imagen y sonido tan buenas como si salieran en DVD o BD, o las vieran en VOD, legalmente claro.

¿Entonces porqué las películas que se estrenan en salas deben esperar tanto tiempo para distribuirse en los demás canales? Nos acaba de llegar la noticia de que en Estados Unidos, Paramount Pictures, va a realizar un experimento (o ya lo está realizando) con dos de sus películas recientes (“Paranormal Activity: The Ghost Dimension” y “Scout’s Guide to the Zombie Apocalypse”, ambas filmadas este año, respectivamente por Gregory Plotkin y Christopher Landon), consistente en reducir esas ventanas que se ven obligadas a conceder a los cines, dejándolas solamente en dos semanas, aunque solo para el VOD.



 

Pero insistimos, este experimento se hace/hará exclusivamente en las salas de sus 50 estados. Es decir, que en España y en el resto del mundo deberemos esperar a ver qué sucede con él. Si es que sucede algo, porque los exhibidores estadounidenses han puesto el grito en el cielo, y han amenazado, nada menos, que a esta Major y a las que se atrevan a reducir o eliminar las ventanas, a no comprarles películas para exhibirlas en sus cines.

Lo que se trata de averiguar es si así se optimizaría el público que ve películas, repartiéndose y siendo éste quien eligiera –en función de sus preferencias hacia los nuevos modelos de negocio–, entre las salas, los videoclubs, las tiendas o las descargas legales por internet. En estos momentos, desgraciadamente, en una buena parte del mundo –y por supuesto en España– la elección es entre salas y descargas ilegales, ya que las plataformas piratas poseen las películas a los pocos días de estrenarse en cine, dejando completamente desprotegida, a la explotación en vídeo y VOD, lo que la convierte en un pésimo negocio.

Así que la mayor tajada se la llevan los exhibidores (depende de los países), en detrimento de las demás explotaciones, que deben esperar a que la película agote su vida en las salas. Curiosamente, en estos momentos, esa vida se agota en un mes como máximo para las grandes superproducciones, mientras que a las medianas se les acaba en dos semanas.

¿Entonces por qué esa obcecación en mantener ventanas de 3 y 6 meses? Para un ejecutivo de una compañía de distribución on-line de cine en nuestro país, se debe “A la presión (chantaje también puede llamársele) de los exhibidores y al visto bueno hasta el momento compañías distribuidoras de cine, especialmente las Major y de aquellas empresas independientes estadounidenses (aunque las hay igualmente europeas) que disponen de un catálogo productivo notable”.

“Creo –sigue diciéndonos– que si las compañías de cine (los productores y distribuidores para entendernos), hiciesen piña tras comprobar que sus ingresos creciesen con una reducción drástica de ventanas, pese a los boicots y chantajes de los exhibidores, éstos tendrían poco que hacer. En una industria del entretenimiento globalizada por internet, dejar que las ventanas de exhibición sigan como hasta ahora, es el peor negocio empresarial que uno pueda imaginarse. Significa el suicidio de la industria a corto plazo, al no reconocer el cambio en la forma de consumir contenido de los nuevos usuarios de los productos audiovisuales”.



 

Aunque no es suficiente con la reducción de las ventanas a esas dos semanas de prueba de Paramount para que el negocio de los demás canales crezca. “Al menos en España, y pensamos que en el resto de los países –nos dice un mayorista–, el Estado debe proteger a la industria con leyes que impidan la continuidad de la piratería en internet. Ya lo hacen en Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania, y han logrado controlarla”.

“Por el contrario, en nuestro país –sigue diciéndonos–, el solo hecho de que se redujesen las ventanas a dos semanas, no bastaría para acabar con las descargas ilegales si a los dos días de su estreno en cines, ya estuvieran en las plataformas piratas. Una buena parte de los consumidores seguirían bajándoselas gratuitamente. Hay que aplicar la ley”.

Pero volviendo al experimento Paramount Pictures, parece que algunos de sus altos ejecutivos piensan que el negocio de los exhibidores no mermaría. Según ha explicado Rob Moore, Vicepresidente de Paramount Pictures, al diario estadounidense Wall Street Journal. “Tenemos confianza –le ha dicho– en que los ingresos totales  de nuestras películas crecerán, mientras que la venta de entradas durante el estreno en salas apenas se verá afectada, si es que les afecta algo”.

En las próximas semanas se comprobará si Moore y Paramount Pictures llevan razón. Y como el movimiento se demuestra andando, la Major ha firmado sendos acuerdos con dos de las principales cadenas de exhibición estadounidenses y canadienses –la AMC y Cineplex respectivamente– para llevar adelante el experimento. Claro, que las cadenas reciben por esta disponibilidad a ser conejillos de indias una compensación de Paramount Pictures: compartirá con ella una parte de los ingresos que reciba de los alquileres y ventas digitales.

Seguiremos informando, pues el experimento no ha hecho más que empezar, y no acabará –lo auguramos nosotros– hasta que finalmente se reduzcan al mínimo, como ya se hizo antes entre el alquiler y la venta directa o entre el vídeo físico y el VOD. Y es que, a nuestro parecer, no se le puede poner puertas al campo. O por decirlo de una manera más empresarial: no se puede permitir que los piratas se lleven la mayor parte de los ingresos que se obtienen por la explotación de una película.