Jueves, 14 Noviembre 2013 09:46

Hasta en las Naciones Unidas y en la Casa Blanca vieron a E.T.

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Pocas películas pueden presumir como “E.T. El extraterrestre” de tener tantas distinciones, medallas y anécdotas en su palmarés. Seguramente ninguna. Además de ser durante mucho tiempo la película más taquillera de la Historia del Cine –hasta que llegaron las grandes producciones Disney como “El Rey León” (1994) o las de Cameron, “Titánic” (1997) y “Avatar” (2009)– fue la más vista en los hogares, gracias al vídeo (entonces el VHS) durante más de una década.

“E.T. El extraterrestre” no tuvo un elenco artístico numeroso: únicamente se emplearon 39 actores, de los cuales solo 14 tienen relevancia en la historia, 6 de ellos niños, entre los 7 años de Drew Barrymore y los 16 de Sean Frye, Robert MacNaughton y C. Thomas Howell. Henry Thomas, el protagonista principal, intérprete de Elliott, el amigo de E.T., tenía 11 durante el rodaje. 

La ficha técnica era bastante más abultada y marca un récord para esa época: unas 370 personas en nómina, de las que realmente contaron 82, entre las que estaban el director (Steven Spielberg), la guionista y creadora de la historia (Melissa Mathison), la productora principal Kathleen Kennedy, el director de fotografía Allen Daviau, el compositor John Williams, el montador Carol Littleton, el decorador Jackie Carr, el diseñador de producción James D. Bissell, el supervisor de producción Frank Marshall y el supervisor de efectos visuales Dennis Muren.


A ellos hay que añadir a Carlo Rambaldi, creador de E.T., un muñeco que manejaron una docena de especialistas en coordinación de movimientos. Dada la peligrosidad del rodaje, la producción contrató a una decena de especialistas y a una unidad médica, compuesta por 14 personas entre médicos y personal de enfermería.

Se preguntarán porque este hospital de campaña. Pues gracias a él logró salvarse sin mayores consecuencias uno de los tres enanos-actores que se metían en el muñeco de E.T., concretamente ‘Little Pat’ Bilon, que fue rescatado cuando salió ardiendo el artilugio mecánico inventado por Rambaldi (los otros enanos eran Tamara De Treaux y Matthew De Meritt).

Todos ellos, es decir, cuantos intervinieron en la película, llevaban una tarjeta de identificación para controlar quién entraba y salía del plató, ya que Spielberg llevó el rodaje en el más absoluto secreto (algo parecido a lo que ya había ocurrido con su “Encuentros en la tercera fase”, filmada cinco años antes)

Esto en cuanto al personal que intervino en el rodaje. Porque una vez terminado éste y estrenada la película, las anécdotas y acontecimientos se multiplicaron. La primera se produjo en el Festival de Cannes, en mayo de 1982, cuando la elite del cine mundial, al acabar la proyección, se puso de pie y le dedicó 10 minutos de aplausos ininterrumpidos.

Luego llegaría la proyección especial en las Naciones Unidas, haciendo de anfitrión el propio Secretario General de la institución. También tuvo el honor de exhibirse en una función especial en la Casa Blanca ante Ronald y Nancy Reagan, el Presidente y la primera dama de Estados Unidos de entonces.

Aunque si buscamos algo que la haga única por su conexión con el público (de ayer, de hoy y quizá el de siempre) lo tendríamos en ese beso que Drew Barrymore (Gertie en la película) le da a E.T. y el viaje en bicicleta por el aire de nuestro extraterrestre y Elliott (Henry Thomas). Son, probablemente, las dos imágenes cinematográficas más exhibidas por todos los medios de comunicación en toda la Historia del Cine. Este último es en la actualidad el logo de Amblin, la compañía productora de Spielberg.

En cuanto a premios, tuvo muchos: ganó, por ejemplo, el Globo de Oro de ese año a la mejor película y consiguió 4 Oscar: mejor sonido, mejores efectos visuales, mejor efectos sonoros y mejor banda sonora original. No pudo llevarse las otras cinco estatuillas a las que estaba nominada, entre ellas a la mejor película y el mejor director.

No fue una película nada cara, pues costó solo 10,5 millones de dólares, los presupuestos habituales de las películas de peso medio del Hollywood de la época. La parte más costosa, a excepción de los sueldos del director, guionista y técnicos principales –los actores eran todos desconocidos en aquellos momentos y sus nóminas no eran importantes, sobre todo las de los niños– fue la creación y manejo de E.T. Aunque tampoco esto supuso una gran suma de dinero. El propio Spielberg lo atestiguó diciendo que la actuación de E.T. había costado la mitad de lo que cobró Marlon Brando por su pequeño papel en “Superman” (Richard Donner, 1978).

No obstante, el parto del muñeco le costó a Rambaldi más de 5.000 horas de trabajo, y a la productora 1,5 millones de dólares por esas horas y el pago a los ingenieros (12) que controlaban la versión mecánica del muñeco que, por cierto, disponía de 85 puntos autónomos de movimiento, no los suficientes, claro, para rodar exclusivamente con ellos, ya que se necesitaron a los tres actores-enanos mencionados para las escenas más personales.

Los resultados de esa inversión de 10,5 millones que le costó a la Universal la película –la compañía que parió al primer fantasma de la Ópera, y a los primeros Frankenstein, Drácula, Momia y Hombre Invisible–, se han convertido con el tiempo en una fuente de ingresos inagotable. No sólo por concepto de taquilla, donde ha recaudado hasta la fecha 757 millones de $ (562, 2 millones de €) en un boxoffice que lideran las películas de James Cameron “Avatar” y “Titánic”, con 2.700 y 2.190 millones de $ respectivamente (2.005 y 1.626,2 millones de €), y la de Joss Whedon, “Marvel. Los vengadores” (2012), que ha recaudado 1.052 (781,2 de €), sino en los canales de “merchandising”, “home video” y ventas a televisión. Imagínense lo que lograría ese regreso a la Tierra del extraterrestre que todo el mundo espera, y que Spielberg, sin embargo, se resiste a alargar.