A partir de hoy podremos comprar la última película de Jean Vigo, “L’atalante”. La lanza en una versión espléndida A Contracorriente, en DVD y BD. Fue la última obra de este cineasta francés de sangre también española, hijo del anarquista Miguel Amereyda, cuyo nombre, en Francia, donde ejercía su labor política y periodística, se lo cambió por Eugene de Vigo. Su único hijo, Jean, será el cineasta que dará el nombre al más importante premio del cine francés: el Jean Vigo, que distingue anualmente a la película francesa más original e independiente.
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Hablábamos de dos obras: la otras son “A propósito de Niza”, su debut como documentalista en 1930 y “Taris” (1931), también documental, pero de corta duración, sobre el campeón de natación francesa Jean Taris. El historiador francés George Sadoul lo calificó (a Vigo) como el Rimbaud del cine. Y eso “Por su obra tan breve y hecha de cólera, amor, lirismo y verdad”. Pero volvamos a la película que nos propone A Contracorriente. El gran escritor y crítico francés antes citado dice de “L’atalante” lo siguiente: “Con esta película supo transformar un argumento que le habían impuesto sobre la vida de los marineros, en un poema de amor loco que aunaba el humor y la emoción con la imaginación lírica y la realidad de cada día”.
En la confrontación de películas para elegir las 100 mejores que se había estrenado hasta 1955, y que se realizó en la Exposition Universelle et Internationale de Bruselas de 1958, “L’atalante” alcanzó al trigésimo séptimo lugar de 601 títulos votados por un jurado internacional. “Cero en conducta” se colocó un poco más abajo (pero no mucho), en el puesto 46. Y, repetimos, sólo había rodado esos dos largometrajes. Otro historiador francés, Jean Tulard, reseña que “Aunque el balance de su obra se reduce a dos películas, su influencia es considerable”.
También historiadores españoles se han referido a Vigo y su “L’atalante”. Ángel Zúñiga reconoció en él a un “genio malogrado”. Y refiriéndose a su película, dijo que “En ella vuelca su pesimismo y una tristeza profunda que se refleja en sus imágenes, no siempre acertadas, aunque parecen haber sido muy alteradas por los comerciantes que, después de su muerte, explotaron la película”. En efecto, los distribuidores hicieron montajes particulares en función de cómo creían ellos que podría tener éxito.
Solo después de 1940, en su restreno por la Federación de Cineclubs francesa, “L’atalante” recupera gran parte del montaje original que llevó a cabo Vigo, muy mermado ya de facultades por culpa de su enfermedad (murió de septicemia) con Louis Chavance. Digamos para terminar que la película del cineasta francés tiene unos valores interpretativos de gran calado, ya que la actuación de Michel Simon, Dita Parlo, Jean Dasté y Gilles Margaritis es de las que hacen escuela. Sin olvidar la fotografía, debida a tres grandes “cinematography”: Boris Kaufman, Louis Berger y Jean-Paul Alphen; y la música, de Maurice Jaubert, cuya canción “Le chaland qui passe”, le dará un segundo título a la película.