Con el título “Marca e identidad del cine español. Proyección nacional e internacional entre 1980 y 2014”, un grupo de profesores de la Universidad Complutense de Madrid, han publicado un libro de 814 páginas donde se recoge un estudio sobre la industria cinematográfica española desde 1980 hasta 2014.
El libro fue presentado en la Academia de Cine por su principal inspirador, el catedrático de la citada universidad, Emilio C. García Fernández, Maribel Reyes Moreno, una de los colaboradores (los otros son Jorge Clemente Mediavilla, Luis Deltell Escolar, Cristina Manzano Espinosa y Francisco Perales Bazo).
En el acto estuvieron presentes el Presidente de la Academia, Antonio Resines (de forma meteórica, ya que ni siquiera se sentó, ni se quedó a escuchar las conclusiones de la investigación que proporciona el interesante libro) y el productor Enrique Cerezo, en representación de EGEDA, organismo cinematográfico del que es presidente.
Parte de esas conclusiones, análisis o investigaciones –como se les quiera llamar– fueron expuestas por Emilio C. García Fernández, quien aseguró que “Los datos objetivos, derivados de la información que proporcionan las fuentes oficiales, apuntan a una industria cinematográfica española inestable y sujeta a los vaivenes de las ayudas públicas y la participación de empresas del sector audiovisual”.
A juicio de los investigadores, los datos recabados confirman “La debilidad del tejido productivo propio, hecho que se constata con la desaparición de la figura del productor tradicional. Si a esto le añadimos la opacidad generalizada del sector a la hora de ofrecer información sobre el negocio real, nos encontramos con obstáculos que deben ser solucionados urgentemente dado que se habla de un producto privado financiado, especialmente, con fondos públicos”.
Respecto al IVA, el libro señala que “El incremento del IVA se ha proyectado sobre el negocio y la afluencia del público a las salas. Entendemos que se ha producido un efecto muy negativo, porque dicha tasa ha supuesto que los empresarios de sala repercutieran dicho incremento sobre el precio de la entrada, lo que ha llevado a que los ciudadanos españoles tuvieran que afrontar directamente el mismo cada vez que se han acercado a una sala·
“Si bien consideramos que el IVA cultural ha de situarse en el 5% –siguen diciendo–, también afirmamos que de aplicarse dicha reducción, ésta ha de repercutir en el precio de la entrada que paga el ciudadano. No tiene sentido rebajar el IVA y que el negocio siga manteniendo los niveles actuales, por lo que el precio de la entrada ha de abaratarse adecuada y proporcionalmente”. A su juicio “Sería un importante aliciente para la reactivación de la asistencia de público a las salas y reforzaría iniciativas empresariales e institucionales como la “Fiesta del Cine”.
Respecto a las políticas de fomento y protección del cine –aseguran – “Que hay que replantearse el sistema de fomento y protección existente, porque desde nuestro punto de vista no puede ni debe haber subvención para todo, al tiempo que hay que evitar la dispersión existente en los esfuerzos institucionales de ámbito nacional y autonómico, pues se multiplican las ayudas a un mismo proyecto y agudiza la picaresca en la fórmula de producción. En la normativa más reciente (2015), la sustitución de la ayuda a la amortización por la correspondiente al proyecto, no hace más que recuperar un modelo que ya ha existido y no ha provocado, realmente, el efecto esperado. Esperaremos a ver los primeros resultados”.
Para los autores del libro, “Sólo con acciones políticas conjuntas (Estado e Industria) se podrán fortalecer los mercados naturales e internacionales, porque el mercado interno es inestable y dependiente (de instituciones públicas, televisión, programas europeos, etc.) y el externo, además, muy competitivo, lo que obliga a replantearse el mercado iberoamericano, buscar otros nuevos y ser conscientes de que el sector internacional está muy controlado por industrias fuertes”.