Es cierto que en las webs piratas se encuentran la mayoría de las películas que se estrenan en salas. Pero hay muchas otras que no lo están, ya que son películas que los exhibidores no las creen “dignas” de estrenarlas o pasan por los cines de refilón. Y lo mismo que ellos, las webs piratas las dejan de lado. Sin embargo, son con frecuencia más o tan divertidas e interesantes que las que salen como súper blockbuster. Ciertamente, son estos los que mueven el cotarro, el negocio del cine, y sin ellos la industria no sería lo que es hoy.
Pero junto a esos blockbuster, está ese otro cine que, a lo largo de los años, se ha llamado de muchas maneras: independiente, de arte y ensayo, minoritario, personal (¿del director o del productor?), “engagé” (comprometido), “free” (libre) y con muchas otros adjetivos, según idiomas. Un cine de enorme interés, muy bien hecho, con excelentes actores, directores, técnicos y productores que apuestan por sacar un producto no solo digno sino altamente rentable.
En este apartado también tiene una importancia decisiva el papel del distribuidor nacional. Su profesionalidad es la clave de todo. Se le puede personificar como un detective sagaz y obstinado dedicado a buscar y localizar el diamante (película) –unas veces en bruto y otras pulido– que se encuentra en algún lugar del planeta. En ocasiones lo halla en alguno de los mercados de venta de películas que existen en diferentes continentes (AFM, Hong Kong, Cannes o Berlín), pero la mayoría de las veces debe investigar país por país haciendo gala de su buen olfato para encontrar ese diamante.
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Por eso compañías como A Contracorriente, Vértigo, Flin y Piniculas, Avalon o Karma, entre otras, debemos considerarlas, en la actualidad, como barcos que tienen delante vientos adversos, a lo que a veces se les cruzan tempestades, contra las que deben maniobrar para seguir llegando a buen puerto. Que es como decir, seguir en el negocio y comprando más películas de las suyas (más diamantes).
Hace unos años, A Contracorriente encontró su diamante en “Intocable”, logrando una taquilla en España que poco le faltó para alcanzar los 20 millones de euros. A la película de Olivier Nakache y Eric Toledano se le pueden sumar, si no en recaudación, sí al menos en ambición e inversión, otras posteriores adquisiciones de esta compañía y, sobre todo, las que acaba de estrenar o están a punto de hacerlo con títulos como “El extraordinario viaje de T.S. Spivet” de Jean-Pierre Jeunet, “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” de Felix Herngren, “Mejor otro día” de Pascal Chaumeil, “El hombre más enfadado de Brooklyn” que acaba de terminar Phil Alden Robinson, “Walesa, la esperanza del pueblo” de Andrzej Wajda o la triunfadora de los premios César del cine francés de este año, “Guillaume y los chicos, ¡A la mesa!” de Guillaume Gallienne.
Son películas que incorporan actores y cineastas muy conocidos, como Robin Williams, Pierce Brosnan o Helena Bonham Carter. Aunque el éxito no siempre coincide con eso, como lo demuestra el subidón que alcanzó “Intocable” con actores que en nuestro país no tenían renombre (François Cluzet y Omar Sy). Seguramente otro tanto ocurrirá con esa hermosa película sueca de Herngren en la que veremos a un divertido y desconocido (para nosotros) Iwar Wiklander que puede encajar muy bien con el boca a boca.
Otra compañía que sabe buscar y encontrar diamantes en bruto o pulidos es Vértigo Films. Es una vieja distribuidora española que apuesta por ese cine de tantos significados como hemos antes expresado, consiguiendo para muchos de ellos excelentes taquillas (sobre todo cuando las descargas ilegales no existían). Acaba de certificar la garantía de muchos quilates con películas adquiridas para estrenos próximos (alguna acaba de hacerlo) tituladas “Philomena” de Stephen Frears, “Her” de Spike Jonze, “Nebraska” de Alexander Payne y “Dallas Buyers Club” de Jean-Marc Vallée.
Todas son películas made in Hollywood, pero en ese otro Hollywood donde no concurren los grandes estudios. Y dirigidas e interpretadas por artistas que nadan en ambas aguas. Y ha tenido que ser en las aguas más independientes de ese barrio mágico de Los Ángeles donde un actor como Matthew McConaughey hallara su Oscar (por la citada “Dallas Buyers Club”).
Y así hacer feliz a Vértigo Films, que junto a esta hermosa y dramática (pero también comedia) película, incorpora en los títulos citados a actores de la talla de Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Judi Dench (ahora apartado del MI6) o Bruce Dern. Sin olvidar que en el catálogo también lleva otras joyas como “Se levanta el viento” de Hayao Miyazaki, “El sueño de Ellis” de James Gray, “Sólo los amantes sobreviven” de Jim Jarmusch, “Los ojos amarillos de los cocodrilos” de Cécile Telerman y “Yves Saint Laurent” de Jalil Lespert.
Buscar lo mejor de lo mejor es el objetivo de todas las distribuidoras. Y que sea lo más actual posible, lo que más suena en los momentos en que se van a estrenar la película. Pero hay muchas y buenísimas películas, de diferentes nacionalidades, que se quedan sin comprar (y por lo tanto sin estrenar). Y ahí aparece Karma Films, que asume en nombre de otras distribuidoras independientes el papel de estrenar en nuestro formato esas joyas de hace algunos años que otros no quisieron o no las vieron, pero que el público español exigente de buen cine, agradecerá el tener oportunidad de verlas.
Ya hemos dicho que no es fácil apostar por este tipo de películas, porque por lo general, la mayoría de las salas (las que están en manos de empresarios proclives al supertaquillazo) las rechazan, y en nuestro formato, los videoclubs (equivocadamente, a nuestro juicio) y el “online” legal tampoco apuestan con decisión por ellas. Y es, insistimos, un error, pues en estas películas se encuentran muchos de los ingredientes que busca el público familiar, y garantizan pasar ese buen rato que todos deseamos a final de la tarde-noche en nuestra casa.
Como ejemplo debemos citar títulos ya estrenados o a punto de hacerlo de Karma Films como “Chocolate”, la sorprendente pieza de cine de kárate tailandés de Prachya Pinkaew; o “Las malas hierbas” del veterano cineasta francés, recientemente desaparecido Alain Resnais; de “Adiós a la reina” de Benoît Jacquot, “Silencio de hielo” de Baran bo Odar; la igualmente entretenida “Guerra de flechas” del coreano Han-min Kim, “Perder la razón” de Joachim Lafosse (su actriz principal, Émilie Dequenne, interpreta un papel excepcional por el que fue premiada como Mejor Actriz del Cine Europeo en 2012), “El narco” de Luis Estrada o cualquiera de las que anunciamos en el presente número.
Hablábamos al principio del tino de encontrar películas, como Vértigo Films o A Contracorriente, con hipotético tirón en la taquilla gracias a actores o cineastas norteamericanos conocidos o a importantes premios conseguidos. Sin duda, el mercado USA es el más rentable, pero hay otros que, en el nivel medio de recaudación en taquilla o en el “home video” físico u “online” (siempre que no se las revienten la piratería), pueden dar muchas alegrías.
El francés es en estos momentos uno de los que más novias tiene, pero son igualmente destacables el canadiense, el italiano (en claro ascenso) y, sobre todo, el asiático entorno a China, Corea, Tailandia o Japón. Muchas de las películas que estamos mencionando de estas distribuidoras proceden de esos lugares. Y aunque no tengan protagonistas conocidos, sus escenarios, argumentos y, por lo general, trepidante acción las hacen muy atractivas para el “home video” y las televisiones.
Hace casi dos décadas, al tiempo que se salía de otra terrible crisis del mercado por culpa también de la piratería, y aprovechando la vuelta a los videoclubs de los públicos que abandonaban los mercadillos y el videocomunitario, las distribuidoras descubrieron los mercados de Hong Kong y Tokio, y en ellos se hicieron con joyas que no solo triunfaron en nuestro canal, sino que alcanzaron sustanciales taquillas en las salas.
Creemos que tal vez vivamos hoy un momento parecido al de 1996, en el que las películas más comerciales de Hollywood o europeas convivían y hacían negocio con las de índole interpretativo mucho menor. Pero para poder hacer rentables a unas y a otras habrá que acabar con el mercado ilegal de descargas, porque este siempre está atento a los éxitos de taquilla o del “home video”, de tal forma que acabará subiéndolas a sus webs para que los internautas se las bajen gratis.