Jueves, 24 Septiembre 2015 10:48

23 mujeres cineastas exhiben sus películas en el certamen donostierra

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Madrid. 23.- Una de las facetas que más nos llama la atención de esta 63 edición del Festival de San Sebastián, es la amplia selección que el comité del certamen ha hecho de producciones dirigidas por mujeres (si sumamos largometrajes y documentales). De 222 películas que oficialmente están anunciadas, 23 tienen titularidad de directora.

Es algo más del 10 por ciento del total, que aunque a algunos les pueda parecer un porcentaje reducido, si lo comparamos con los de otros años, eleva sustancialmente la participación de las cineastas. Es un dato que corrobora el aumento de mujeres que asisten a las universidades y escuelas de cine en todo el mundo, y la cada vez mayor confianza de los productores en ellas.



En San Sebastián no están todas las que son. Españolas faltan muchas, por no tener película terminada. Y lo mismo pasa con las directoras de otros países. La llegada de éstas al cine como directoras no es algo que viene de ahora, sino que hace 119 años que la francesa Alice Guy-Blanché –la primera mujer cineasta– filmó su primera película, titulada “La fée aux choux” (1896, aunque en realidad sólo duraba 5 minutos, el metraje de entonces. Dos décadas más tarde aparecería, también en Francia, Germaine Dulac, una de las referencias del movimiento surrealista.

Después vendrían otras cineastas de diferentes países: alemanas como Leontine Sagan (“Muchachas de uniforme”, 1931) y Leni Riefenstahl (“El triunfo de la voluntad”, 1935); rusas como Olga Preobrazhenskaya (“Baryshnya-krestyanka”, 1916; estadounidenses como Dorothy Arzner (“La reina de la moda”, 1927) y Barbara Kopple (“Woodstock ‘94”, 1998); italianas como Lina Wertmüller (“Camorra: contacto en Nápoles”, 1985) o Liliana Cavani (“El portero de noche”, 1974); suecas como Mai Zetterling (“Juegos de noche”, 1966); e incluso españolas, como Rosario Pi (“El gato montés”, 1936), Ana Mariscal (“Segundo López, aventurero urbano”, 1953), Pilar Miró (“La petición”, 1976) o Josefina Molina (“Esquilache”, 1989).

Es un pequeño ejemplo de que la mujer se ha implicado en la dirección cinematográfica en todas las etapas de la Historia del Cine. Pero como decíamos al principio, ahora el “cupo” está creciendo de forma importante, ya que como señaló en una ocasión Rosario Pi, refiriéndose a la pionera francesa, “El cine no solo es una profesión de hombres”.

En San Sebastián se han reunido 23 mujeres cineastas que han presentado sus películas. Para algunas eran las del inicio de su carrera; para otras la segunda o tercera; y las menos, ya tenían un trabajo regular en la industria como directoras. En nuestra sección fotográfica ofrecemos una pequeña biografía suya, con la película que han presentado en el certamen donostierra. Ah, una cosa más: algunas de ellas son también actrices.