Se trata de ocho producciones filmadas en Hollywood y Londres (cuatro en cada sitio), como señala el título, de auténtico miedo –cuatro de ellas con el añadido de la ciencia ficción– que aterrorizaron a los públicos de hace más de cinco décadas y que, aparte de estar ya en el álbum de los clásicos del género, siguen causando pánico y estremecimiento a los públicos de hoy.
Por orden de filmación son los siguientes: “El hijo de Kong” (1933) y “El gran gorila” (1949) ambas de Ernest B. Schoedsack, “El monstruo de tiempos remotos” (1953) de Eugène Lourié, “La humanidad en peligro” (1954) de Gordon Douglas, “La momia” (1959) y “El cerebro de Frankenstein” (1969) las dos de Terence Fisher, “Drácula vuelve de la tumba” (1968) de Freddie Francis y “El poder de la sangre de Drácula” (1970) de Peter Sasdy
Ocho títulos con compañías productoras diversas, aunque destaca la Hammer inglesa, a la que se le denominó en su tiempo “La casa de los mil rostros”, y que se especializó a partir de los años cincuenta en películas de terror y fantasía extraídas de argumentos que dos décadas antes había rodado la Universal, especialmente los dedicados a Drácula y Frankenstein.
En realidad se trata de una colección –insistimos en Blu-ray– en la que la mitad de los títulos se filmaron en Hollywood y la otra mitad en las afueras de Londres, donde la Hammer tenía su sede. Precisamente, Warner es la productora de “La humanidad en peligro”, una película que incide en el peligro del átomo y su conversión en armamento de guerra, para alterar negativamente el ecosistema terrestre.
Es también la trama de “El monstruo de tiempos remotos”, antecedente de los “Godzilla” que saldrán de los estudios japoneses en esa década y que tan de actualidad están hoy. Monstruos que tienen su origen cinematográfico en aquel gran gorila llamado King Kong que nos colocaron ante nuestros ojos en 1933 los cineastas Schoedsack y Merian C. Cooper.
Precisamente las producciones dedicada a al hijo de Kong (surgido como su padre de los estudios RKO Radio Pictures, en ese mismo año) y “El gran gorila” se proyectaron en el pasado Festival de San Sebastián en un ciclo dedicado a los dos cineastas que dieron vida al mito del simio gigante que se enamora de la bella protagonista (en la primera encarnada por Fay Wray, y en la segunda por Helen Mack).
Son todas ellas producciones surgidas en los estudios de Hollywood. En cambio, las que llevan como reclamo a Drácula y Frankenstein, se filmaron, como hemos dicho, en los estudios Hammer, que para quien no lo sepa nacieron del tino y la voluntad de unos emigrantes españoles (la familia de Michael Carreras) que se fueron a Londres y se abrieron camino en el cine, primero erigiendo salas, y después creando con William Hind (un actor secundario que firmaba con el seudónimo Will Hammer) la empresa que lanzaría al mundo la segunda ola de monstruos vampíricos.
Y con esos monstruos nació también una generación de actores británicos que les dieron vida, y con ellos dieron la vuelta al mundo, sustituyendo a los rostros de Bela Lugosi y Boris Karloff por los de Christopher Lee y Peter Cushing. Personajes que encarnaron en las películas que rodaron a las órdenes de Terence Fisher primero, y de una legión de directores ingleses e incluso españoles (Jesús Franco entre ellos) después.