Si las informaciones filtradas desde la propia Netflix en Estados Unidos se cumplen, esta vez, la compañía de Reed Hastings operará en España desde el próximo mes de octubre. Son muchas las ocasiones en que se ha venido diciendo que Netflix aterrizaría en nuestro país. Nuestra revista ya lo anunció para 2007, aunque la implantación que tenían entonces las descargas ilegales entre nuestros internautas (más o menos como ahora), desaconsejaron al CEO de la compañía estadounidense y a su equipo a dar ese pasó.
¿Qué ha cambiado pues para que Hastings se decida de una vez por todas a entrar en España? Según fuentes de la empresa: a los buenos resultados obtenidos en otros países –Reino Unido y Francia sobre todo–, donde con un tipo de ofertas cerradas, a un precio de suscripción mensual muy agresivo (de 7,99€), han logrado que su público consumidor de cine por internet, se vuelque en alquilar en su plataforma.
En el mercado digital francés, donde se venía produciendo una caída de un 7% de media durante los últimos años, en 2014 dio un vuelco y creció un 38% respecto a 2013, y ello gracias a la aparición en el mes de septiembre de Netflix. Son datos que la compañía IHS obtuvo durante una investigación del mercado de vídeo “online” en Francia.
En él se asegura también que el aumento del negocio se debe igualmente al incremento de las suscripciones a plataformas “online”. Y la que se lleva la palma es Netflix, que como decimos ofrece a los consumidores franceses una suscripción baratísima, por la cual pueden ver un amplio paquete de series y películas al mes. IHS estima además que los ingresos de las suscripciones a plataformas de distribución “online” en Francia, crecerán sustancialmente, pasando de los 23 millones de euros del 2013 a unos 62 para este 2015.
¿Puede ocurrir algo parecido en España? Creemos que no, mientras la piratería mantenga su cuota de mercado del más del 80 por ciento de las descargas que se realizan diariamente en nuestro país. Nos gustaría comparar estos datos que nos ofrece el mercado del país vecino con lo que está ocurriendo en España, pero desafortunadamente, aquí no hay cifras oficiales al respecto. Únicamente contamos con las estimaciones de GFK, que, sin embargo, solo dispone de datos de alguna de las plataformas de distribución digital en nuestro país, poco fiables para hacer una extrapolación global de nuestro mercado de descargas legales.
Según Media & Technology Digest, Francia cumple las condiciones idóneas para el crecimiento de su mercado “online”. En primer lugar porque se prevé que las conexiones a internet de alta velocidad lleguen al 68% de los hogares franceses en este 2015. A lo que se suma un fuerte crecimiento de los dispositivos conectados a la red, tipo Smart TV o similares. Pero, sobre todo, porque los niveles de piratería que el mercado galo tiene a día de hoy, distan bastante de los que los profesionales de nuestro mercado tienen que lidiar en su día a día.
Por eso volvemos a preguntarnos: ¿dónde ve Netflix que el mercado español pueda, en estos momentos, contribuir a hacer crecer su negocio? Todo parece apuntar a que la compañía de Los Gatos piensa que nuestros consumidores de cine “online” por vía de descargas ilegales, se sumen a las ofertas de su plataforma si comprueban que lo que les ofrecen es cine de primera calidad (largometrajes y series) y a un precio razonable.
José Manuel Tourné, Secretario General de FAP, está convencido de ello: “Netflix –nos dice– va a ser un revulsivo para nuestro mercado digital y para los mercados tradicionales (cine y video físico), pues tendrán que competir con estos nuevos modelos y reinventarse para ofrecer un valor añadido que no lo tenga los Netflix que lleguen en el futuro”.
Los que se preparan son los propietarios de derechos para España (productores nacionales y de otros países), muchos de los cuales ya han entrado en contacto con los equipos de compras de Netflix para venderles sus catálogos. Dejando a un lado los precios que se barajan para los títulos de diferentes categoría, lo que si podemos decir es que las negociaciones se están desarrollando en Estados Unidos, en la sede que Netflix tiene en Los Gatos, una población cercana a San Francisco. Al cierre de nuestro número actual, por lo que nosotros sabemos, ningún comercial de la compañía estadounidense se había trasladado a España para negociar paquetes.
Mientras tanto, las compañías “online” españolas se preparan para el envite del coloso estadounidense, y aunque nos aseguran no estar preocupados por su llegada, hay una cierta inquietud por lo que pueda suponer para sus mermados negocios “online”. En todo caso –piensan como Tourné–, si Netflix consigue convencer a los internautas nacionales partidarios de la descarga ilegal para que se sumen a los suscriptores que ya tiene, y pagan la cuota que fijará para España (que será por el estilo de la de Francia), todos saldrán ganando en este cambio de actitud.
Le hemos preguntado al jefe de compras de una plataforma “online” española por este interés de Netflix en nuestro mercado, y esto es lo que nos ha contestado: “La verdad, no sé qué incentivos, en este momento, encuentra para abrir sede en España. Tal vez disponga de una barita mágica escondida bajo la manga, pero, ahora mismo, si el Gobierno no cierra a golpe de decreto las principales plataformas de descarga pirata que operan en nuestro país, ni Netflix ni ninguna compañía, por más ofertas agresivas e inversiones multimillonarias que quieran hacer, lograrán más de lo que hemos conseguido nosotros: que es prácticamente nada. Contra el todo gratis, ni con un euro de cuota al mes se puede convencer a un internauta pirata”.
Además, el tiempo no corre a favor del cierre de estas webs piratas de España, ya que nuestro país se encuentra inmerso, de hecho, en unas elecciones en las que el Gobierno y el partido en el poder, se juegan su permanencia en las principales instituciones del Estado. Y a su juicio, si las prohibían los consumidores que las utilizan (millones), podían volverse contra él propio Gobierno.
Nosotros creemos que pensar así es un error tremendo, error que ya cometió el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero cuando su Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Luis Blanco (también Vicesecretario del PSOE), tumbó la Ley Sinde en el último consejo de ministros de su legislatura, argumentando que su aprobación habría supuesto la pérdida de decenas de miles de votos de quienes se descargaban las películas ilegalmente. Al final, ni uno de esos internautas votó por el PSOE, que perdió las elecciones (aunque por otros motivos) en favor del actual gobierno.
Sin embargo, Netflix, ajeno a las vicisitudes políticas de nuestro país, sigue con la idea de funcionar en octubre en España, para lo cual y según ha sabido TMV, estaría pensando realizar una gran campaña de publicidad en todo el territorio, y en la que divulgará las ventajas de alquilar en su plataforma. Mientras tanto, la industria trata de convencer al gobierno para que actúe contra la piratería ya. En este contexto se habrá celebrado la entrevista prevista para el 7 de este mes (con nuestra actual edición ya cerrada) entre La Coalición y el Ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo.
En un comunicado hecho público por la primera, se insiste por enésima vez que “Los resultados obtenidos hasta el momento no son positivos”, por lo que reclama a Méndez de Vigo que tome “Las medidas necesarias, incluso si éstas implican “cambios drásticos” en el equipo de la Secretaría de Estado de Cultura y al frente de la Sección Segunda, para que sea real la aplicación de la reforma que entró en vigor el 1 de enero de 2015, así como el cumplimiento de los compromisos del Gobierno en la materia que garanticen la protección de los trabajadores e industrias de todos los sectores afectados por la piratería digital”.
Mientras tanto Netflix sigue moviendo ficha en otros mercados, principalmente en el propio (Estados Unidos). Además de su floreciente negocio de suscripción por “streaming”, ha implementado en los últimos tiempos su servicio de alquiler de DVD y Blu-ray por correo, lo cual les supone alrededor del 50% de los beneficios de la empresa.
Netflix cerró su último ejercicio fiscal con 5,3 millones de suscriptores en este canal de venta de películas por correo, lo que supone un descenso de, aproximadamente, un 30% respecto a los 7,5 millones que tenía en 2013. La empresa, que llego a operar con 50 centros de distribución en todo EE.UU., ahora cuenta con alrededor de 33. Pero los expertos opinan que se trata de una disminución lógica tras el aumento de la demanda de películas a través de internet. Y aquí, la compañía de Los Gatos es la líder.
Hank Breeggemann, Director General de su Área de Negocio Físico, está satisfecho de esos números. En unas declaraciones a The New York Times, señaló: “Si mantenemos la calidad del servicio, no perderemos la base de suscriptores. Los análisis apuntan a que el negocio del DVD Y Blu-ray continúen viento en popa en el futuro”.
Los fundadores Reed Hastings y Marc Randolph lanzaron Netflix en 1997, después de conseguir enviar con éxito un cedé de música en un sobre reforzado. Pero los planes de Hastings fueron siempre utilizar internet (que por aquellos tiempos estaba en sus inicios) como principal medio de distribución de películas. De ahí el nombre de Netflix.
La aparente indiferencia de Hastings, CEO de Netflix, hacia el alquiler del disco, alcanzó su cénit a finales del verano de 2011, cuando el plan diseñado para escindir el negocio físico, aumentando los precios del alquiler por correo –dando lugar a un modelo de alquiler híbrido que combinaba el “streaming” con el formato físico–, resultó un fracaso. Hasta el punto de que las acciones de Netflix se desplomaron un 75% en la Bolsa.
Meses después, Hastings admitió que la subida de precios era una táctica para intentar migrar a los usuarios hacia el área de negocio “online”, y formaba parte de una convicción interna hacia el “streaming” que les llevaría a creer que la empresa no debía “convivir con el DVD.” El CEO llegó incluso a comentar que estaba tan obsesionado con el “streaming”, que les hacía ignorar el buen negocio que seguía siendo por esos años el alquiler de discos.
En los momentos actuales, Netflix combina sus dos áreas de negocio, con resultados positivos para ambos, en Estados Unidos, aunque su estrategia para el resto del mundo apunta al “online”. Como hemos visto antes, los resultados para el vídeo físico son excelentes, pero ¿y para el “online”? Aquí, las cifras brillan por su ausencia, ya que Netflix guarda sigilosamente los datos sobre los niveles de audiencia de las películas y las series que proyecta.
En un reportaje de El Mundo publicado recientemente, se decía que “Detrás de tanto misterio, el argumento de Netflix siempre ha sido el mismo: que no veían motivos para revelarlos, puesto que no tienen anunciantes a los que contentar”.
Pero Nielsen ya ha comenzado a auditar estas cifras por encargo de las demás plataformas de televisión en abierto y por cable –la mayoría dependientes o relacionadas con los grandes estudios de Hollywood–, lo que les permitirá conocer con exactitud el seguimiento que tienen sus producciones entre los consumidores de cine y series con el visionado por “streaming”, un dato que podría llevar a los propietarios de derechos a subir los precios de venta a Netflix y las otras plataformas, si se comprueba el alto nivel de audiencia que tienen en esa modalidad.
“En la actualidad –sigue diciendo el diario–, esos ingresos en concepto de “streaming” suponen una parte importante del total del pastel, y estiman que crecerá de forma exponencial en los próximos años, teniendo en cuenta el notorio cambio en la forma de consumir televisión en EEUU. Hay estudios que señalan que algunas noches, Netflix supone el 35 por ciento del total del consumo de banda ancha en internet en la primera potencia mundial”.
Netflix dispone en estos momentos de mucha liquidez para apostar por mercados como el español, aunque la las descargas ilegales supongan un mayor porcentaje que las legales descargas. Con 62 millones de clientes en los 50 países donde actualmente opera, Netflix es un gigante que, a priori, puede hacer lo que quiera. Tal vez eso piense respecto a su posicionamiento en nuestro país.
Pero en este negocio de entretenimiento, ya surgieron en el pasado otros gigantes que acabaron besando la lona cuando otras iniciativas tecnológicas más modernas vinieron a hacerle competencia. Sin ir más lejos Blockbuster, otro gigante estadounidense que se desmoronó cuando se impuso la venta directa como gran consumo en los hogares, en detrimento del alquiler. Por lo tanto, a esperar para ver resultados.